Era una hermosa tarde de primavera, la plazoleta estaba tranquila pese al juego que hacían los niños; pero eso no era impedimento para nada. Empezaron a acercarse, estaban nuevamente a punto de juntar sus labios y expresarse todo lo que sentían…
Él cerró sus ojos... y su vida junto a ella, pasó en millones de imágenes; pero en medio de toda esa alta velocidad, el recuerdo de aquella vez que se unieron en cuerpo, tomó la velocidad común de la vida. Recordó cada suspiro, cada sensación, cada mirada y cada uno de los gestos de ella; volvió a sentirse intimidado por su cuerpo hermoso, pero renació en medio de un sinfín de sentimientos encontrados (los del momento ya pasado, junto con los sentimientos de aquel encuentro en la plaza)… detuvo su recuerdo como si el amo del tiempo fuera él mismo y se dispuso a contemplar cada uno de los hermosos rasgos de ella. Observó nuevamente su mirada, divisó lentamente los contornos de su cuerpo, para finalmente seguir reviviendo el momento y seguir viendo su mirada, su boca, su piel, su cabello y todo lo que lo había enamorado…
Al mismo tiempo, ella también cerró sus ojos, y el tiempo que pasaron juntos, estremeció su mente sin desbordar ningún tirante de las millones de imágenes que seguían pasando; pero también se volvió ama del tiempo y detuvo ese momento perfecto, uno de sus momentos más hermosos (entre los cientos que habían vivido); aquel instante donde oficialmente todo nació, el perfecto instante que parecería repetirse el día de hoy… si, recordó su primer beso juntos, uno de los momentos más recordables para ella este día. Volvió a sentir ese nervio complementado con el desahogo de poder expresarle todo lo que sentía, pero sin palabras; porque hace un buen tiempo, sentía cosas por él, había intentado mostrarle que ella se sentía para él, pero aparentemente él no lo comprendía. Hasta que un buen día, ella lo llamó después de clases a que se quedaran a conversar en la misma plaza donde volvían a estar el día de hoy, el no tenía motivos para decir que no (porque en silencio, el sentía lo mismo hacia ella que ella hacia él); y sin pudor alguno, pero con la cara sonrojada, le dijo que sentía amarlo desde hace mucho tiempo, el abrió los ojos un poco más de lo normal y sin pensar en nada, acercó sus labios junto a los de ella. La sensación sentida en ese momento es indescriptible, pero a grandes rasgos, era una combinación de paz, de amor, de emoción, de relajación con sutil toque de timidez y esto acompañado de un cierto miedo incomprensible.
Ella seguía recordando todo lo que sentía por él, así como a su vez, él hacia lo mismo; pero misteriosamente ambos volvieron a la realidad al mismo tiempo… consumaron aquel beso con años de conocimiento en ambos, con cientos de momentos recordados, con miles de risas y llantos que podrían haberlos desgarrado emocionalmente, pero estaban ahí, sus labios seguían dibujando un paisaje hermoso que la gente no podía ver, porque es un paisaje emocional que nadie puede repetir, porque todos sentimos de manera diferente…
A ella, una lágrima le recorrió su hermoso rostro, se levantó de aquella banca de la plazoleta y emprendió el viaje de vuelta, pero estremecida en llanto; una vez que ella se fue, él hizo lo mismo, pero se quedó sentado, para disponerse a llorar de manera desgarradora, ambos comprendieron que habían cerrado el capítulo más hermoso de sus vidas, que tal vez era un error lo que habían decidido; pero el tiempo en esa plazoleta fue sentenciado, ninguno sería capaz de reconocer el error que habían cometido, ninguno sería capaz de mirar al otro a los ojos para decirle nuevamente: Eres el amor de mi vida, perdona mi error y permíteme encontrarme de nuevo con tu ilusión.
Queda prohibida la reproducción
total o parcial del contenido en
cualquier forma y en cualquier
medio sin la autorización expresa
del autor bajo pena de incurrir
en la violación a los derechos
de propiedad intelectual
Han habido 23232 visitantes (46435 clics a subpáginas) ¡En esta página!
